martes, 10 de diciembre de 2013

Lo que Snowball perdió.

   Hoy, tras volver del puente, fui a una conferencia que daban en otro Colegio Mayor sobre "los Derechos Fundamentales en una Democracia Adormecida" y no ha habido ningún momento de la misma en el que no haya podido evitar hacer un paralelismo entre el sitio en el que vivo y en el país al que vivo, pues funcionan exactamente igual y solo cambia el tamaño. Estamos hablando de un sitio que nació de una gran idea: 

Constitución 1978 vs. Creación del Colegio Mayor

   Algo basado en unas ideas: las ideas de que justicia, igualdad, fraternidad y libertad se conviertan en reales y no en simples utopías: el progreso. Un país y un Colegio en el que la convivencia, el respeto y la amistad sean los únicos líderes del colectivo. Un sitio donde no se discrimine a nadie por su sexo, religión, procedencia ni clase social.
   ¿Pero cuántas veces, desgraciadamente, ese sitio o esa utopía se han visto cambiadas al cambiar de manos? Como cuando la República de Weymar se convirtió en el III Reich o la Granja Animal volvió a convertirse en la Granja Manor, con las mismas y aún peores injusticias que tenía al principio de la obra de George Orwell. Los animales querían deshacerse del granjero y al final los propios cerdos acabaron corrompidos por el poder. Y aún pensando en la Constitución de hace 35 años...

Políticos Corruptos vs. Veteranos Tradicionalistas

   Hemos llegado a un punto en el que aquí donde yo vivo, la gente prefiere mantener tradiciones como las novatadas antes que preocuparse por la propia integridad del Colegio, de su supervivencia y su reputación. La gente ha pasado a defender la idea de "O aceptas novatadas o no perteneces a este Colegio" a evitar que el propio Colegio se quede sin colegiales. Y es que la gente se está yendo, o por lo menos gran parte. Y es que Orwell nos enseña que el conservadurismo y el declive son inminentes, como un monumento que se levanta esplendoroso y 30 años después, ya deteriorado y lleno de moho y musgo, la gente ya ni siquiera recuerda por qué se levantó o se inventa su propia historia. Y eso es lo que está pasando en el país y en el lugar donde vivo pero desgraciadamente no me atrevo a llamar hogar, pues en un hogar la gente te quiere y aquí sin embargo me piden que me vaya la gran mayoría. Hasta sus propias normas se ven afectadas del mismo modo que en "Rebelión en la Granja":

"Ningún animal matará a otro animal" --> "Ningún animal matará a otro animal sin motivo"
"Ningún animal dormirá en una cama" --> "Ningún animal dormirá en una cama con sábanas"

"Las novatadas están prohibidas" --> "Las novatadas crueles están prohibidas"
"Las novatadas crueles están prohibidas" --> "Las novatadas crueles están prohibidas si te pillan"

Y finalmente:

"Las novatadas, clandestinamente, alimentan el espíritu colegial y suponen un lazo entre novato y veterano que hace que, superando adversidades necesarias, formen a la persona para el futuro."

    Esto es simplemente absurdo.
   Orwell criticaba y advertía el hecho de que al final el poder corrompe tanto que nos convierte en lo que menos deseábamos convertirnos: los propios dictadores de los que nos libramos, igual que Lenin derrocó al Zar, y su sucesor Trotski fue expulsado y perseguido por Stalin, quien no hizo que la situación en la antigua Rusia -y entonces conocida como URSS- fuera mejor.
   Las bases de tanto el Colegio como el país han sido mancilladas, deshonradas, insultadas. Y su población está igual de repartida: opresores, oprimidos indignados, oprimidos pasivos y gente neutral e indiferente ante la situación buscando la única libertad que se puede permitir: la libertad de sentirse cómodo. 

   Y como decía Russian Red en una de sus canciones: "ya no sé qué puedo hacer, si hasta me quedé sin voz".

Y a partir de aquí, todo es declive. 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Una última canción.

Esta canción os la dedico a vosotros. Estáis consiguiendo lo que queríais: ser los dueños de nada.